La actitud visual.

Cuando miramos algo o a alguien no lo hacemos siempre de la misma manera. Podemos simplemente ver y luego no recordar lo que hemos visto, absortos en nuestra rutina diaria. A veces queremos ver algo con tanto afán que provocamos tensión y no conseguimos verlo bien.

Para ver mejor, debemos estar más atentos a nuestro estado de ánimo. Si estamos nerviosos o ansiosos, nuestros ojos también lo estarán y como consecuencia los músculos oculares se contraeran más y veremos peor.

Los ojos necesitan ir a su aire, a su propio ritmo, para funcionar correctamente. Si respetamos la cadencia natural de los ojos, parpadeando más y más lentamente si nos lo piden, dándoles el descanso que necesiten y más libertad para mirar donde quieran, nuestra visión solo puede mejorar.